12 de febrero de 2017

"Cuéntame un cuento...de los que hablan de guerreros"

-¿Que quieres que te cuente un cuento, me dices?- preguntó Sofía, la madre de Luca, a los pies de la cama del pequeño con la mirada cansada fruto de un largo día.
-Sí, mamá. Por favor...ese que siempre me cuentas- exclamó Luca emocionado.
-¿El del guerrero?- volvió a preguntar Sofía con ternura.
-¡Porfi, porfi, porfi! necesito oírlo de nuevo- Luca se mostraba cada vez más exaltado.
-Aún no me explico por qué te gustará tanto...- dijo la madre sonriendo.
-Me ayuda a soñar...- aclaró el pequeño de ojos brillantes.

Érase una vez, allá en el tenebroso mundo donde nace la inseguridad, la esperanza dio a luz a un pequeño guerrero cuya gigantesca capacidad de conquistar el mundo jamás hubieran adivinado nada más verle.
De aspecto menudo, rojos rizos y tímida sonrisa, el guerrero fue creciendo cada vez con mayor incertidumbre por el destino que le esperaba...contaminación, violencia de todo tipo, emigración, facturas impagables, gente muriendo de hambre, despilfarro de alimentos en otros lugares, sed, alcoholismo, aumento de requisitos, reducción de oportunidades, gente que no se pone de acuerdo por un "juego de tronos", exceso de información ¿o era ocultación de la misma?. También había algo a lo que llamaban "tercer mundo", cosa que el guerrero pelirrojo no llegaba a entender "¡Pero si en el colegio siempre decían que mundo no había más que uno!".
De forma que seguía haciéndose mayor, cada vez eran más las cosas que le indignaban: miradas de indiferencia, envidia, costumbrismo en cuanto a los males ajenos (la gente almuerza mientras ve a unos tales "refugiados" en el televisor pasando frío y otras calamidades, cargando bebés que lloran a sus espaldas), materialismo, envidia y falta de tolerancia. 
Para colmo de males, su oculista le comentó que debía ponerse unas enormes gafas "¡¿Gafas?! ahora algunos niños se reirán de mí y el resto mirará hacia el otro lado sin hacer nada".
Pese a todo, el guerrero decidió no redimirse ante el mundo que se desmoronaba delante de todos sin que nadie hiciera nada por reparar todo el daño y las injusticias. 
Un día, decidió tomar su "espada edding" en la mano y escalar la blanca e imponente montaña de libros que dispuso ante sí. Decidió que no quería ver a más personas moribundas en salas de espera o pasillos de hospital, niños que ven enlentecida su educación porque en clase son demasiados, crímenes e historiales sin final porque hay falta de personal, escasas atenciones porque "no se da a basto", personas sin vida por no tener tiempo, y otras con demasiado tiempo como para hacer una vida independientemente de sus padres...el guerrero del cabello rojo conquistó su mundo y contribuyó con sus ganas y fuerza a hacer de lo que nos rodea un lugar un poquito mejor tras cuatro intentos (decían que a la tercera se vencía, pero entendió que algunos guerreros necesitan algún intento más para que su armadura reluzca como es debido).
El guerrero pensó que caería rodando por esa montaña más de una vez, pero su espíritu de lucha siempre resistía y, finalmente, ganó cada batalla (con mayores o menores esfuerzos) hasta que ese sábado marcado a fuego en su calendario como "día de examen" conquistó la cima.

-¿Me preguntas cuál fue una de las cosas que más ayudó al guerrero, Luca?. Te lo diré- añadió Sofía- El guerrero siempre confió en su luz y, en los momentos difíciles solía evocar aquellas palabras de Rosetta Forner en Pídeme la Luna:














-Buenas noches mamá, ahora podré soñar con las estrellas- comentó, bostezando, el pequeño Luca. 
-Sueña con tu luz, que tanto amo, mi futuro guerrero pelirrojo- dijo Sofía, su mamá, mientras acariciaba los rizos del pequeño.

Y a vosotros, mi valiente equipo de guerreros opositores ¿qué deciros?
No quería escribir una publicación cualquiera para un día tan especial como lo es el estreno de la sección TÚ PSIQUE OPOSITAS. Por ello, espero que la historia fortalezca cada uno de vuestros acercamientos a la ansiada y merecida meta que  aspiráis. 
Una vez, no hace demasiado, yo era una guerrera de rizos pelirrojos que aprendió bastantes cosas durante la escalada y quiere compartirlas con todos vosotros, porque creo en vuestra luz...hacedla brillar cada día, por muy gris que amanezca. 

¡Bienvenidos a este nuevo espacio de guerreros opositores! ¡Que la lucha continúe!

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